El contexto nos atropelló.
La pandemia dejó expuestas todas las debilidades de las empresas: los problemas entre el personal y Recursos Humanos, los flujos de trabajo y proyectos, los tiempos de desconexión, el control de calidad, la transformación digital obligada, la dependencia del canal físico, entre muchas otras.
Pero lo más lamentable es el total desconocimiento de las empresas a quienes están vendiendo. La fórmula de: hombres y mujeres, entre 18 y 45 años, en el rango social ABC1 está totalmente obsoleta. La necesidad por satisfacer a ese imaginario aspiracional y enfocarse netamente en los números de ventas ya dejó de ser una fortaleza y se convierte en una amenaza. Sobre todo porque al cerrar los retails y venta física, todos se enfrentaron a un terreno hostil donde los potenciales clientes cambian cada segundo, se mezclan, aprenden, ignoran o se agrupan donde la publicidad no llega.
Para un interesado en un producto, el vitrineo virtual es mucho más vertiginoso, ya que se pueden validar otras experiencias, comparar precios, ver reviews o verificar reclamos anteriores, entre muchas cosas más. La ansiedad del usuario actual ha instalado el efecto de todo para ayer. Es una audiencia que no va a esperar 3 semanas para una entrega, necesitan información del proceso y quieren vivir una experiencia perfecta. Pero realmente perfecta, o costará caro.
La gente compra, y hay un antes y un después de esa decisión. Entender todos los factores que afectan pueden acercar a entender este nuevo fenómeno. En estos años el viaje del consumidor se ha visto afectado de no tener empleo a tener apoyos con los retiros de los 10% de las AFP , o de tener empleo y sacar el10% para invertir en algo o con los IFE. De no tener nada a tenerlo todo. De tener lo necesario, a tener más. De tener mucho a que sobre. En cualquiera de estos escenarios, se entiende que es una estabilidad frágil, por lo que darle valor a lo que la gente compra se hace fundamental.
También hubo marcas que desaprovecharon la oportunidad por no entender la pandemia. No se podía salir. Si alguien estaba acostumbrado a lavar su ropa en una lavandería, ¿no sería a lo mejor el momento para venderle una lavadora, entendiendo su necesidad?. ¿Entonces por qué las marcas se siguen enfocando en vender su otro producto «premium»?. Lo que le falta al marketing de hoy es empatía. Entonces, ¿cuáles son las claves para hacer estrategia en el marketing digital en la situación actual?.
Les comparto algunas ideas:
Aquí estoy:
La gente quiere destacar. Tener ese minuto (segundo) de fama de ser re-posteado por una cuenta de red social relevante. Tener muchas visualizaciones, tantas como los «influencers», pero sin ser «funado» en el intento. Opinamos de política y economía, imitamos bailes, transferimos tímidamente a criptomonedas para decir que somos inversionistas, recomendamos productos, aprendemos idiomas o programación en un par de horas, replicamos la información que nos llega o compartimos imágenes desde el sitio del suceso para ser los nuevos periodistas. Eso y más sucede al mismo tiempo en muchas personas. ¿Cómo los categorizamos entonces?, ahí está el desafío.
Inmediatez:
En el mundo digital, los usuarios hacemos «scroll o «swipe» rapidísimo para engullir contenido. Ya no miramos, escaneamos. Si algo nos llama la atención, nos detenemos un par de segundos y hacemos un primer análisis: ¿nos interesa realmente?, ¿le interesará a alguien que conozco?. Recién leemos un poco más. ¿Están tratando de venderme algo?, ¿les creo?. Guardar o pasar. Así de rápida es la experiencia. Debemos comunicar a una nueva velocidad. Olvídense de los párrafos publicitarios. Incluso de hablar informalmente o buscar ser el «tío marca». ¿Lo tienes? Dámelo rápido. ¿Por qué me muestras esto si ya debieran saber que no me gusta?, ¿por qué tengo que llenar de nuevo un formulario si ya soy cliente?. Hagamos bien las preguntas antes de resolver el problema.
En el marketing tenemos un poder que olvidamos: comunicar. ¿Y si amplificamos a la gente?. ¿Y si aprendemos de ellos y dejamos de buscar la historia fácil?. Hagámonos cargo. Para una gran marca, vender es una consecuencia de saber escuchar.
Our greatest weakness lies in giving up. The most certain way to succeed is always to try just one more time. emotional sensation of stress from our first.